La Limpieza Internacional de Costas es solo una de las formas en que Ocean Conservancy enfrenta el problema de los desechos marinos y la contaminación por plásticos. Además, nuestros científicos realizan investigaciones innovadoras y colaboran con expertos para entender mejor el impacto de los plásticos en el medio ambiente. A continuación, se destaca un estudio reciente, junto a otro del año pasado, ambos basados en datos obtenidos durante la Limpieza Internacional de Costas.
Microplásticos en los Alimentos: ¿Qué estamos comiendo?
La contaminación por microplásticos se ha extendido a todos los ecosistemas del planeta. Incluso se han detectado en el aire que respiramos y en los alimentos que ingerimos, lo que significa que los humanos consumen microplásticos a diario. De hecho, se ha comprobado la presencia de microplásticos en el cuerpo humano, incluyendo en la sangre, los pulmones y la placenta. Esto plantea la preocupante pregunta: ¿Cómo afecta esto a nuestra salud?
Para poder responder a esta pregunta y evaluar los riesgos, es necesario entender qué cantidad de microplásticos consumimos a través de los alimentos. Hasta el momento, los estudios han centrado su atención en los productos del mar, como los peces y mariscos. Sin embargo, las carnes terrestres (res, cerdo, pollo), que representan el 90% del consumo de carnes en una dieta promedio estadounidense, han sido poco estudiadas.
Para cerrar esta brecha, Ocean Conservancy, en colaboración con el Laboratorio Rochman de la Universidad de Toronto, analizó 16 productos proteicos comúnmente consumidos, desde pescados frescos hasta hamburguesas de origen vegetal, buscando contaminación por microplásticos. Los productos se compraron directamente a barcos pesqueros, tiendas orgánicas y supermercados convencionales. También se adquirieron varias marcas de los mismos productos para determinar si existían diferencias en la contaminación por microplásticos.
Se detectaron microplásticos en todos los productos analizados, y en el 88% de las muestras, con un promedio de 74 microplásticos por porción. Basándonos en una encuesta sobre hábitos alimenticios en Estados Unidos, estimamos que el adulto promedio en EE.UU. podría estar consumiendo hasta 3.8 millones de microplásticos al año a partir de los productos proteicos estudiados.
Curiosamente, los productos más procesados mostraron una mayor cantidad de microplásticos, lo que sugiere que el proceso de elaboración (corte, ingredientes añadidos o empaques) podría ser una fuente de contaminación. Aún se necesita más investigación para identificar exactamente de dónde proviene esta contaminación y cómo reducirla.
Los microplásticos son un problema que afecta a todos los consumidores, sin importar su dieta o preferencias de compra. No se encontraron diferencias significativas entre los distintos tipos de productos, marcas o entre supermercados convencionales y tiendas de productos naturales.
Este estudio deja claro que los microplásticos no son un problema exclusivo de los productos del mar; nos afecta a todos. Esperamos que esta investigación impulse más estudios sobre microplásticos en otros tipos de alimentos, con el fin de entender mejor el impacto en nuestra dieta diaria.
Si bien es crucial identificar el origen de los microplásticos en la cadena alimentaria, abordar el problema de la contaminación por microplásticos a nivel global es fundamental para reducir nuestra exposición. Por ejemplo, las microfibras fueron el tipo de microplástico más común encontrado en todas las muestras proteicas, lo que sugiere que implementar medidas como la instalación de filtros en las lavadoras puede ayudar a reducir este tipo de contaminación. Es por eso que Ocean Conservancy está abogando por políticas locales, estatales y federales que enfrenten este problema y ayuden a proteger la seguridad alimentaria y la salud humana en el futuro.
Y, ¿Qué hacemos en Chile?
El 27 de Septiembre recién pasado, se desarrolló una nueva versión del Día Internacional de Limpieza de Playas. Es una actividad que se realiza en más de 120 países durante el mes de Septiembre de cada año, dirigido por la organización no Gubernamental «Ocean Conservancy», a través de su Programa «International Coastal Cleanup», con la finalidad de recoger la basura y los desechos sólidos de las playas y ríos, e identificar las fuentes de estos residuos, para contribuir a la modificación de hábitos y comportamientos que producen la contaminación de estos espacios.
En Chile, esta actividad se realiza desde el año 2005, y es organizada desde el año 2008 por la Dirección General del Territorio Marítimo y de Marina Mercante de la Armada de Chile (DIRECTEMAR), y desde el año 2011 se ha sumado el Ministerio de Medio Ambiente.
Año tras año aumentan la cantidad de voluntarios que participan en esta jornada, establecimientos educacionales, universidades, organizaciones civiles, empresas y personas naturales que aportan su entusiasmo y las ganas de crear conciencia ambiental en nuestro país.
Lo cual demuestra que existe un creciente interés por parte de nuestra comunidad chilena, en participar en la preservación de nuestro mar. Esto se logra a través del retiro de la basura del medio ambiente acuático, lo cual a su vez genera conciencia de este creciente problema. Cabe destacar, que se ha comprobado mediante estudios científicos, que la basura puede generar serios daños en la fauna marina (por ejemplo obstrucciones intestinales por la ingesta accidental de plástico), por lo que iniciativas de este tipo constituyen un importante aporte para mejorar la salud de nuestros océanos.
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